Me gusta mucho el libro A cambio de monedas o palabras, de Franklin Ordóñez Luna, porque va directo como una flecha de oro a la carne de San Sebastián. Cada palabra es un latigazo hermoso, relámpagos de semen y de sangre, luz del que está en el precipicio del deseo en cada instante de su vida.
El tiempo parece detenido en la esquina del Tiempo, esperando un nuevo cuerpo para amarlo, para amarse en él. A pesar de que cita a muchos escritores que le precedieron en el canto al cuerpo al hombre, su poesía me parece más democrática, es decir, más participativa, porque su yo se disuelve en la carne del otro en la velocidad de un beso robado; robado al Tiempo, robado a la muerte, robado al discurso oblicuo sobre la homosexualidad.
Así, los poemas de Ordóñez, poseen la economía de lenguaje que nos merecemos (la Eternidad en un momento): una palabra imaginativa, fresca, real.
Todo el libro invita a ser leído mientras se hace el amor, entre un beso, un mordisco y la boca llena de esa carne que no sólo enamora sino que nos dice que en la intensidad de la vida, del presente, está nuestra verdad.
Dionisio Cañas.
Nueva York, EEUU.
El tiempo parece detenido en la esquina del Tiempo, esperando un nuevo cuerpo para amarlo, para amarse en él. A pesar de que cita a muchos escritores que le precedieron en el canto al cuerpo al hombre, su poesía me parece más democrática, es decir, más participativa, porque su yo se disuelve en la carne del otro en la velocidad de un beso robado; robado al Tiempo, robado a la muerte, robado al discurso oblicuo sobre la homosexualidad.
Así, los poemas de Ordóñez, poseen la economía de lenguaje que nos merecemos (la Eternidad en un momento): una palabra imaginativa, fresca, real.
Todo el libro invita a ser leído mientras se hace el amor, entre un beso, un mordisco y la boca llena de esa carne que no sólo enamora sino que nos dice que en la intensidad de la vida, del presente, está nuestra verdad.
Dionisio Cañas.
Nueva York, EEUU.
* La fotografía es la gráfica del libro en la portada. El libro está publicado bajo el sello editorial EL ANGEL EDITOR, colección EL ANGEL TERRIBLE No. 8
Franklin Ordóñez Luna, (Loja, 1973) Licenciado en Ciencias Sociales Políticas y Económicas y en Lengua y Literatura (especializado en Filología Española por la Agencia Española de Cooperación Internacional).
En el 2001 publicó su primer libro de poesía: Mapa de Sal, (Colección Triformidad, Universidad de Cuenca) En el 2004 su segundo libro A la sombra del Corsario (Colección La honda de David, Universidad de Cuenca, Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Alianza Francesa)
Trabajos poéticos suyos han sido publicados en revistas de España, México y Argentina.
Desde hace ocho años reside en Cuenca donde se desenvuelve en la docencia y el periodismo.
Los poemas de este mínimo poemario explosionan de un botón de rosa a una gigantesca flor remojada en el rocío de una verdad inconmensurable: el deseo.
El amor es solo un ventarroncito en medio de estos textos, de este huracán de piel, de estos sonidos transtextuales que nos remiten a otros poetas que ya han estado vibrando en la verdad de una pasión de amor controlada solo con el sonido de las palabras, con la precisión y el silencio de los fonemas más enaltecedoras, que vuelven a estos poemas mínimos un pozo de verdades. Y de misterios, también.
Franklín Ordóñez consigue en este, su tercer poemario, desnudar a la pasión de la carne y devorar, A cambio de monedas y palabras, es un libro que contiene todos los remanentes de la actual poesía: síntesis, música y silencio.
Es, ya, y sin dudarlo, una de las voces más extraordinarias de los novísimos poetas del Ecuador.
En el 2001 publicó su primer libro de poesía: Mapa de Sal, (Colección Triformidad, Universidad de Cuenca) En el 2004 su segundo libro A la sombra del Corsario (Colección La honda de David, Universidad de Cuenca, Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Alianza Francesa)
Trabajos poéticos suyos han sido publicados en revistas de España, México y Argentina.
Desde hace ocho años reside en Cuenca donde se desenvuelve en la docencia y el periodismo.
Los poemas de este mínimo poemario explosionan de un botón de rosa a una gigantesca flor remojada en el rocío de una verdad inconmensurable: el deseo.
El amor es solo un ventarroncito en medio de estos textos, de este huracán de piel, de estos sonidos transtextuales que nos remiten a otros poetas que ya han estado vibrando en la verdad de una pasión de amor controlada solo con el sonido de las palabras, con la precisión y el silencio de los fonemas más enaltecedoras, que vuelven a estos poemas mínimos un pozo de verdades. Y de misterios, también.
Franklín Ordóñez consigue en este, su tercer poemario, desnudar a la pasión de la carne y devorar, A cambio de monedas y palabras, es un libro que contiene todos los remanentes de la actual poesía: síntesis, música y silencio.
Es, ya, y sin dudarlo, una de las voces más extraordinarias de los novísimos poetas del Ecuador.
Al amparo del amor, libre e indefenso, muestro mis huesos.
***
No está en la piel,
son los árboles que crecen en los huesos,
las águilas,
mi voz que sangra tu olor y tus palabras.
***
Es un castigo, dice la Yourcenar.
Tú eres mi verdugo.
***
No está en la piel,
son los árboles que crecen en los huesos,
las águilas,
mi voz que sangra tu olor y tus palabras.
***
Es un castigo, dice la Yourcenar.
Tú eres mi verdugo.
Manuel
Vale la pena haber nacido / sólo por oír pasar el viento, dice Pessoa;
yo prefiero las cadenas de tus labios,
tus manos como garras,
tu esperma por mi sangre.
Vale la pena haber nacido / sólo por oír pasar el viento, dice Pessoa;
yo prefiero las cadenas de tus labios,
tus manos como garras,
tu esperma por mi sangre.
Juan Diego
Refugiado en otros cuerpos levanto mi soledad.
Ya no te espero. Mi lengua ya no te busca.
Refugiado en otros cuerpos levanto mi soledad.
Ya no te espero. Mi lengua ya no te busca.
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