martes, octubre 31, 2006

Un 31 de Octubre, una poeta...

El 31 de octubre suele ser la fiesta "criolla" de walloween en nuestro paisito. Los adolescentes y los niños festejan y se divierten. El patrioterismo chauvinista obliga a que se haga mención al Dia del Escudo Nacional. Hoy es el día de este símbolo patrio y se trata de que con esta fiesta cívica, los adolescentes cambien su fiesta de importanción americana (¿?).

Mi recuerdo del 31 de Octubre la tiene una mujer. Una guayaquileña a quien quise mucho. El cumpleaños de una poeta muy querida llamada Ileana Espinel. Ella nació el 31 de octubre de 1933. Gustaba de celebrarse su fecha, aludiendo a lo de bruja y a lo de escudo. Ileana era incomparable. Su exquisita conversación, su calidez de anfitriona de mundo y su alto criterio frente a la poesía nacional le daban un encanto único. Mimada y temida por sus amigos, Ileana, la hipocondriaca Ileana, hizo de su obra un verdadero paradero para el que quiera conocerla. Siempre en esta fecha me acuerdo de ella. La llamaba por teléfono en este día. Era muy conocedora de las últimas novedades editoriales y era muy enriquecedor compartir con ella. En su casa siempre habían visitas que traían novedades poéticas: Nany Cazón, Carlos Eduardo Jaramillo, Rodrigo Pesántez, Ana cecilia Blum, Sonia Manzano, Josefina Egas, y su hermano, Gonzalo Espinel, entre otros, eran los contertulios de su fino humor, de su sacra ironía. Ileana, aún el ecuador te debe una lectura verdadera de tu poesía.

En el último encuentro de Literatura en Cuenca hablé sobre una panorámica de la poesía femenina en el Ecuador. Ileana es, sin duda, un faro en el tema. La gorda Ileana, a quien este día la he recordado mucho y le guardo todo mi cariño y admiración, porque considero que su poesía es única y debe ser leída y valorada como la que más.

Aquí presento un fragmento de mi estudio sobre su obra:

ILEANA ESPINEL (Guayaquil, 1933-2001) publicó Club 7 –coautora- (1954), Piezas líricas (Guayaquil, 1957), La estatua luminosa y Poemas escogidos (Caracas, 1959), Triángulo -coautora- (Guayaquil, 1960), Arpa salobre (Caracas, 1966), Generación huracanada -coautora- (Guayaquil, 1969), Diríase que canto (Guayaquil, 1969), Tan solo trece (Guayaquil, 1972), Poemas escogidos (Guayaquil, 1978), y, Solo la isla (Quito, 1995).
Seguidora en estirpe poética de Doña Aurora Estrada y Ayala, Ileana, en su ciudad, dejó, para las generaciones posteriores, un trazo de finísima poesía, recuperada por Sonia Manzano, Maritza Cino y Carmen Váscones.
En Junio del año 2000 se publicó en España su “Breve Antología” (Alandar, Cuadernos de poesía No. 12, Barcelona), preparada por el poeta español Francisco Lucio, quien en el prólogo que encabeza dicho libro dice:
…antes de su aparición (de la de Ileana) apenas podía el Ecuador presentar más nombre de importancia, entre las mujeres poetas, que el de la posmodernista Aurora Estrada, después de la revelación de Ileana Espinel, aunque no sea tanto por la vía de la influencia directa cuando por la del ejemplo poético; es decir por la vía de la ejemplar dedicación a la creación de una obra poética del más alto rigor…
Fue Lucio quien puso a relucir la figura poética de este mito de las letras: templado y parco. En la antología figuran sus más conocidas “piezas líricas”, aquellas que se dejan leer a pulso y a las que el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade se referiría como una alta y emocionante revelación de poesía.
Ileana escribió poco, siempre cuidó el verso, como si se tratara de una escultura de cristal, en la que hay que pulir y pulir hasta conseguir el brillo perpetuo. Sus poemas (consonánticos y estróficos) son de la mejor factura lírica que ha dado el Ecuador en este siglo, en la voz femenina. Espinel siempre fue muy exigente con su producción. Su verso es figura de la síntesis, un rasgo que muy pocos poetas lo han conseguido. Su precisa versificación se reparte en las catorce líneas del "mimado" soneto clásico. Pocos poetas contemporáneos han sabido dominar lo estrófico y la consonancia, frente a la vanguardia. Espinel maneja una imagen severa que desemboca en la ternura (hermosísimas antítesis que han sido las formadoras de su estilo). La tenaz ironía y el sarcasmo, que sacude al lector de sus versos, deja un sabor a nostalgia feliz.
El ritmo en la poética de Espinel es, primeramente, inconfundible. Después, cadencioso, y aunque tiene algún desvío hacia figuras románticas y anacrónicas, esas formas, también, son símbolos de su ironía y, por lo tanto, recursos de firmeza en su palabra.
Las contradicciones (paradojas de patética suavidad) se exponen en versos de impacto:

Podría ser la luz, mas es tan solo
el madero que flota del naufragio
(Imagen del amor).

Ella es firme ante las formas clásicas y el discurso vanguardista. He aquí un terceto endecasílabo que dibuja lo expuesto:

La soledad del árbol sin ramaje,
la del viento que sopla en el paisaje
donde concluye la ilusión de todo.
(La soledad postrera)

Pero su mayor importancia dentro de la lírica nacional no es solamente por sus aportes significativos a la renovación del verso clásico, sino por una extraña temática que se dejó ver en sus más logrados poemas: La poesía de la enfermedad. Y esta es una poética novedosa en nuestra lírica. En estos textos, la voz poética está enferma, siente agonía, y entonces la muerte prematura es el seguro camino. Esta poesía hipocondríaca nos conduce al recurrente tema de la soledad. La de Ileana es una poética muy personal. Considero que su poesía necesita ser reconocida en su exacto valor. Los poemas más extraños y más íntimos de su obra, son aquellos en donde se hace alusión a la medicina que la voz poética canta como si fuera una musa o un cisne modernista.
El soneto “Valium 10” termina diciendo:

¡Ah, pequeña pastilla milagrosa
Que levantas mis nervios de su fosa
Con un responso de dopada fiesta!

O su originalísimo poema “Dislate con pastillas”, que es uno de sus “clásicos”, dice:

Pertranquil
Esencial
Pankreoflat
Flaminón
Peridex
Baralgina
Tioctán
Persantín
Buscopax
Ingapirina
Mosaico adocenado
Del templo drogadicto
Que oficia diariamente
En mis entrañas
(todo para que el hígado
El insomnio los nervios
El músculo cardíaco
Los dedos que hormiguean
Retracen los relojes
Que marcan sin remedio
El infallable paso vencedor de la muerte).
La lírica de Ileana siempre fue grandilocuente. Una lírica que empezó despidiéndose. Volviéndose eco de la muerte en carne viva. En viva imagen. Los motivos poéticos cambian en ella. Hay veces que su poética regresa a ver el camino común de la poesía social, y entonces, aunque tratando de huir del fácil cartel, cae en él, y cae con razón, porque la época lo ameritaba (y lo sigue ameritando aún). Aunque esa poesía se entierre en el olvido, la poesía de Ileana es una novedad, cuando, con esa chispa de humor corrosivo y negro, con esa ironía punzante de fauces desgarradoras, extrae enormes zarpazos de estupenda lírica humorística, que se enlaza con tristísimos versos, en donde se deja ver la preocupación del oficio y de la época. El poema “El practicismo práctico” se enmarca dentro de este sendero brillante que aún no se descubre a cabalidad en Espinel:

El practicismo práctico sugiere que me case
con un buen comerciante
/.../

Mi madre de mi alma
está de acuerdo en esto.
Y lo mismo mi abuela,
mi tía,
mi cuñado,
mis dos lindos hermanos
y todos los amigos de mi querida gente...

De la raíz más honda del practicismo, brota:
"Ileana, un comerciante... ¡Un comerciante, Ileana!".
Pero Ileana,
la tonta,
la lírica,
la loca
se casa
-si se casa-
con un poeta pobre.

De enorme visión crítica, y gran lectora de poesía hasta el día en que murió, Espinel siempre desarrollo una poética de las cosas. Diría más bien de los hechos que tienen que ver con la vida, pero con lo ideal de la vida. Su poema “balance mortal”, un texto con sórdidas imágenes que expelen como figuras patéticas de indudable calidad, se dejan leer en este texto: "Alma y carne gimiendo un féretro esperandoa veces sin almuerzo otras veces sin cenapara honor de la glándula que engorda mi osamenta tres litros diarios de agua de boldo para el mal que detiene mis pasos que siembra mi antológica mi suave piel nevada de verdes rosas lívidas".

domingo, octubre 29, 2006

DOS BELLOS LIBROS EN MI ESCRITORIO

Dos bellísimos libros de poesía he recibido esta semana con una emoción verdadera. Los dos son libros que contienen una poesía reunida por los años y las experiencias de sus autores. La poesía del poeta riobambeño Manuel Zabala Ruiz, publicada en las bellas ediciones de Poesía junta en la casa de la Cultura, en su número 5.
El poeta Manuel Zabala Ruiz siempre ha permanecido en un anonimato extraño. Su obra parquísima y trabajada hasta la saciedad la hemos conocido en solo cuatro libros. Su Obra Poética Completa, publicado en Libresa hace ya ocho años, fue el punto para que Zabala sea reconocido en el país. En dicho libro, que tuve la suerte de editar, se publica prácticamente toda su obra. El libro de poesía junta trae unos 20 poemas nuevos que se han dado desde ese tiempo hasta ahora. La parquedad y la madurez de la poesía de Zabala, la mínima obra poética de este autor único, humilde hasta los límites de la carencia de vanidad, ese aplomo de hombre recto lo hacen POETA de verdad. Me ha extrañado que en la solapa del libro de Poesía Junta que se llama como su primer libro "La risa encadenada", pero que en las páginas interiores figura el nombre como Obra póética completa, se escriban títulos de los libros de Manuel Zabala que nunca se han publicado. Me sueña extraño, ya que conozco tanto la poesía de Zabala y a él mismo, encontrar que figuran como su bibliografía las partes en las que él, en 1998 dividió su obra. Creo que debería haber más cuidado en la Casa de la Cultura para no cometer estas equivocaciones tontas. La poesía de Manuel Zabala está absolutamente reafirmanda en la poesía de nuestro país y de América. Zabala es un caso peculiar y único. Pocos han sabido manejar a la perfección la métrica y la rima pero con figuras estilísticas contemporáneas. Su poesía es una isla en el Ecuador.

El otro libro al que me refiero es a AJUAR DE CAL de Eduardo Villacís Meythaler. Bellísima edición cuidada por Nicole Ruam, la entrañable compañera del poeta Jorge Enrique Adoum, que se embarcó por los caminos de la edición desde hace unos tres años. Villacís, como Zabala, no han sido poetas del mundillo, han sido parcos a veces en exceso y no han sabido "autopromocionarse" en las palestras de la escritura de nuestro país. Sin embargo la poesía de ellos sale sola. Y esto si es verdad. Esta poesía se presenta hermosamente editada, con bellas ilustraciones de su hijo.
La poesía de Villacís Meythaler me gustó mucho desde que la conocí. Hace muchísimos años compré su bello libro titulado "Dieta sin sol", que esta en la Colección Básica de Escritores Ecuatorianos de la Casa de la Cultura. Su poetica tiene una referencia en el tema de la enfermedad. Villacís es médico cardiólogo de gran prestifgio en Quito. Esto ha permitido a esta alma sensible recoger las experencias del dolor de la enfermedad, de la lucha con la muerte, pero sobre todo de la lucha del galeno frente a la responsabilidad del dolor. Es algo así como la misma poesía o como lo cataloga Adoum "dos veces médico del corazón". Ileana Espinel y Eduardo Villacís Meythaler pieso que son los dos más grandes poetas del Ecuador que han tomado el tema de la enfermedad como un tema poétizable y lo han sabido hacer con absoluta paciencia y con verdadera poesía.

Dos libros con poesía y con poetas fuera del canon. Eso es lo importante. Estos dos poetas no pertenecen a ningún mundillo. no han sido consagrados en universidades ni son los "gurus" de ningun grupo. Son poetas y están libres. Y ya tienen sus años.
Y el lector debería homenajearlos en vida. El homenaje es simple: hay que leerlos.

jueves, octubre 26, 2006

Los Tiempos de la Crisis

Siento que una crisis se va a acentar en nuestro paìs. Los tiempos de crisis sirven siempre para pensar. En esos tiempos se desarrolla siempre la bonanza del pensamiento. Las vacas flacas siempre nos hacen pensar en vacas gordas, en otros caminos.
Pienso que le hace falta al Ecuador analizar la figura del ave fenix mitològico. "De las cenizas renaceràs". Del fango creceràn narcisos blancos que poblaràn de belleza los nuevos tiempos.
Nuestro malestar frente a la visiòn del Paìs en los pròximos años, sin un cambio definitorio, sin un verdadero sendero en donde se vean resultados nuevos, nos harà madurar. Hacia allà vamos, hacia la crisis. Un duro dolor de vida nos espera y en este tiempo debemos pedir que cada zapatero forje su mejor zapato.
Siempre me han dicho que cuando uno està enamorado no debe escribir. Debe esperar los momentos duros para fortalecer su lenguaje, para medir su creatividad en seco y no en la humedad del amor que siempre conduce a los peores efectos. El amor es el poema, es la felicidad. Y con felicidad no se crea, a lo mejor y hasta se recrea, pero nada màs.

En crisis se han escrito las màs grandes obras y en crisis se han forjado los màs altos pensadores y filòsofos. De las grandes dictaduras han salido los màs enormes ejemplares de la escritura. De las màs horrendas crisis econòmicas y sociales, de los paìses envueltos en los màs energumenos poderes se han formado la màs sofisticadas vanguardias que hacen cambiar el canon de vida y de arte.

El dolor es creativo. Siempre. Solo del dolor uno puede purgarse con arte, con creatividad, con ingenio.

Estoy buscàndole el consuelo a nuestro dolor como naciòn. Sin crisis no hubiera nacido la generaciòn del 27 y Cernuda no hubiera escrito su màs honda y terrible poesìa, ni Huidobro hubierase creido Dios, ni Neruda se hubiera entregado a la misiòn de poetizar a las cosas. Por las crisis terribles de Colombia, este paìs se ha volcado a recuperar su naciòn con fuerza y vitalidad.

Los ecuatorianos todavìa vivimos el letargo de la nada. Recuerdo el nombre de un poemario de Vicente Robalino que se llama "Pòngase de una vez en desacuerdo". Creo que ese es el tìtulo que este paìs merece en la actualidad. Todos estamos de acuerdo con la nada. Lo que parece ser no es. Lo que gritamos se borra con el codo del grito. No hay posiciòn antagònica. Todos estamos en el mismo barco, en las mismas aguas del rìo de Heràclito.

La crisis a lo mejor nos salva.

lunes, octubre 16, 2006

la radiografía de la Patria

Ayer el país se declaró ignorante. Y es penoso decirl. Porque, más que en un candidato, yo tenía fe en el país, como tal, en que al fin, podríamos ponernos de acuerdo y romper con el yugo de los de siempre. Pero no. El señor Noboa y su chequera está primero y esto es lo que me hace reflexionar sobre una tesis que tenía la esperanza de que sea falsa: un país ignorante es ingobernable y terco (esta tercero Gutierrez). No puedo creer que Alvaro Noboa esté primero. No me cabe en la cabeza esta situación. Un hombre que apenas articula palabra, que en su contextura física ya se puede notar un cierto mal congénito. Que su nivel académico es visiblemente carente de sustento y que sabemos que es el hombre más rico del país, el gran gamonal de la explotación, el quiché de los oligarcas, el niño rico que quiere jugar al presidente porque ya ha jugado a todo lo demás.

No entiendo al país. Las elecciones son, sin duda, el verdadero índice de lecturabilidad en este país. Si en el Ecuador no se lee, las elecciones nos han comprobado efectivamente esta situación. La gente no lee nada, la gente es el lobo de la gente, ahora sí, de manera real. Qué pena de país, que desolación.

Aquí cabe un verso terrible de una poeta ecuatoriana: "El mundo a esta maldita hora no está para poesías". Y es verdad. La elección es el espejo de la Patria, y la Patria está enferma, porque vive en la ignorancia, porque no puede leer porque, a lo mejor, el hambre se instala en su organismo más que la gana de leer.

El Ecuador está creyendo que un rico va a ser rico al resto. Hay que leer historia, hay que leer filosofía, hay que entender un poco el proceso en base a la historicidad. La cosa no es rosa.

Ahora sí que mi apoyo es indudable para Rafael Correa. Y no importan los bananazos que reciba. Tengo tanta lástima por este país que los recibiré y hasta es muy posible que me los coma.