lunes, noviembre 27, 2006

CARTA A RAFAEL CORREA

Querido Rafael:

Tengo miedo. Estoy feliz con tu triunfo, pero ahora me ha cogido ese miedo insurrecto a lo desconocido. Parezco un personaje de Harry Potter frente a un mago negro. El miedo no es por ti, he vivido este tiempo pensando en el triunfo tuyo sobre aquel "pobre" contendor que apenas puede hablar. Y no voy a llover sobre el mojado, porque el "mojado" ya... (voy a inclinarme por un neologismo de ocasión, verbalizaré un sustantivo) bananeó lo que pudo, pero nada. El país respondió como todos quisimos.
El miedo que tengo es porque decidas cambiar tus propuestas. Quiero que seas radical, quiero que no desmayes en tus promesas. Quiero el cambio de verdad. Has la consulta popular, no hables con los congresistas, no dobles el brazo ni las campanas. Sé auténtico como hasta ahora has sido.

Me dan miedo esos discursos difrazados de Patria que tienen algunos políticos.
No firmes el TLC.
No firmes el contrato nuevo para la base de Manta.
No tengas miedo tú (eso deja para nosotros) de que se sienta una revolución en la economía del maquillaje, aquellos números económicos que se escriben todos los días por parte del fondo monetario, del banco mundial. Eso dirán, con eso te atacarán, pero tú sigue, porque eso queremos nosotros, los que apoyamos tu grito contra las haciendas bananeras y las haciendas politiqueras.
He pensado tanto en nuestra historia dialéctica como país, Rafael, que estoy conmovido y emocionado, pese al miedo.
Qué bueno sería librarnos de la malla electrificada de las haciendas de la banana republic.
Casi pasamos a ser el retrato perfecto de Macondo, luego de tantos años de creernos los niños buenos, los pro yanquis, los chicos moll, los come sushi, los in de miami, los caribe surf, los golf boys. ¡Qué asco!
Me decía un profesor que los verdaderos plásticos, los fresa legítimos, no viven aqui, como van a vivir aquí, si aquí la gente odia al país, odia a los otros, aquí, Rafael, la gente va a misa y da la paz y las limosnas y luego sale a "longuear" al mismo que dio la mano.
Como es posible, Rafael, que la gente se inque frente a Jesús de Nazareth, el muchacho este que dio los postulados modernos del comunismo luego de la sociedad primitiva. Este hebreo, este palestino, este judio sería amigo de Chavez, y lo matarían otra vez y peor, los mismos que van a la iglesia, esos que juegan a ser los jai de la jai.
Hay que entrar con firmeza, aquí la gente ya se acostumbró a vivir con niños que piden limosnas en la calle y por eso no piensan en ellos. Es más, les resulta exótico verlos por allí, cerca de los grandes shoppings de las ciudades grandes. No les importa porque son como los árboles, como los pájaros, como las montañas.
Has despertado, Rafael, en mí, una suerte de muerto político. Algo que no entiendo , algo que se apagó hace rato, si es que alguna vez estuvo encendido. Algo que era añoranza cuando oía las canciones de Silvio y Pablo. O cuando cada año leo las novelas de García Márquez, mientras entiendo a la dialéctica histórica.

No quiero por ningún motivo que des tu brazo a torcer. No deseo conceciones. Ya fueron hechas tantas y por tanto tiempo que este país es una bella olla de mierda. Y, como dice una poeta, a la mierda se mandan las estrellas.

Suerte. No me decepciones.

lunes, noviembre 20, 2006

LA BRONCA DE CUEVA Y DONOSO (CON PALACIO EN LA MITAD)

Leo extrañado la tremenda "bronca" que ha suscitado un artículo en el blogs de "Buseta de papel" sobre Pablo Palacio, visto por la lucidez del "quiteñocentrista" Agustín Cueva, probablemente el más importante sociólogo literario de los años sesenta (y, quien sabe, el único), el cimentador del "tzantzismo" y de la generación de narradores de esa generación. En medio del comentario de Cueva sobre la "sobredimensión" de Palacio en nuestra literatura, salta la apasionada voz del sociólogo de Quito contra Miguel Donoso Pareja, un talentoso escritor (poeta sobretodo, aunque la crítica diga que es un "enorme" prosista y un "crítico" de quilates -diría más bien que es un talentoso insultador profesional, a la manera de Montalvo y de Humberto Mata-. Miguel Donoso siempre ha despertado ciertas pasiones contra otros creadores del país: Pérez Torres, Javier Váscones, Alsino Ramírez, Sacoto, etc. han sido flanco de sus mordaces comentarios que, sin tregua, se han regado por todo el "mundillo" literario como una epidemia. Y como a la gente le encanta los insultos, las broncas directas, entonces Miguel está en nuestras conciencias como un valiente principe que lucha por conservar los límites del imperio. Pero tanto Palacio, Miguel y Cueva están más allá del bien y del mal. Ya han tocado las nubes delicadas del Olimpo "criollo" y ya no van a interferir directamente en nuestra visión.
Creo, como Cueva, que es muy bueno desmitificar a los grandes escritores. Esto ha sido trabajo también de Donoso Pareja: ha aplastado a los mitos hasta las últimas consecuencias, los ha pulverizado y, luego, -esto es lo que siento- se sienta a ver si vuelven a volar.
Por favor, amigos, estamos en el Ecuador, un país que hace lo que la comidilla dice, lo que, según Francis Bacon, el gran filósofo inglés llamaría: los ídolos del mercado. Nos dejamos llevar por lo que oímos. Me parece bien que Cueva haya dicho lo que haya dicho. Y que Donoso defienda a Palacio. Creo que Cueva y Donoso tienen razón, los dos por igual. Lo que me causa cierta risa socarrona es pensar que por la publicación de este artículo se quiera hacernos pensar que los "presentadores" del artículo tienen algo de truculenta venganza con Donoso, pienso que eso si es caer en la peor de las enlodadas charcas del provincianismo. Y, probablemente, no faltará quien diga que estoy hablando así, atacando a Donoso, porque alguna vez él también se metió con mi obra. Otros dirán que defiendo a los buseteros y que por lo tanto hay algo oculto allí. Y tantas cosas que se dicen. Por eso no me gusta intervenir en este tipo de discusiones blogeras.
Donoso y Cueva son figuras polémicas de nuestra literatura. Son apasionados públicos que enriquecieron el pobre panorama literario con sus reflexiones, y hay que respetarlos y leerlos con pasión crítica, pero sin buscar la quinta pata al gato. Palacio sigue en nuestras lecturas. No es obligación que nos guste.
Hay que saber diferenciar el "borreguismo" del gusto al verdadero gusto. Siempre se cae en el canon, aunque intentemos hacernos el quite. Y eso si me parece terrible. Angustioso y terrible.

domingo, noviembre 12, 2006

UNA PERLA: "ODIO A SABINA POR NERUDA"

Leo, extrañadisímo, en la página de Eduardo Varas, en los comentarios, a propósito de Sabina, un recado en donde el escribiendte confiesa que odia a Sabina y a todos los trovadores latinoamericanos porque citan a Neruda. Luego, los comentaristas se ponen a indagar en Sabina las citas y se llega, entonces, a la conclusión de que ahora odiarán a Sabina y no le perdonaran "ese desliz".
Me pareció un poco gracioso, resulta casi la misma idea, que ahora está de moda, de decir a la gente "comunista", como un adjetivo peyorativo, y asustarse como si el comunismo exisitiera o hubiera existido alguna vez.
Neruda debe representar para estos lectores "posmodernos" y repletos de cliches esa parte de la izquierda trasnochada pero, pésele a quien sea, su poesía sigue viva, más viva que cualquier discurso posmoderno, digo yo.
Es como si alguien se pusiera a "sacarle el sucio" a García Márquez o a Joyce o a Faulkner. A ellos qué les puede importar eso si ya están más allá del bien y del mal. El sucio se saca haciendo obra. Sobre ellos, siempre sobre esos cimientos enormes y terribles.
Recuerdo que en un periódico de la capital, hace muchos años, un periodista cubano despotricó, en un artículo, sobre García Máruqez y su literatura "izquierdoza". ¿Qué intentaba el señor? El gusto nunca va precedido de una estética objetiva, sino de algo personal. Qué aporta aquello. Lo único que consiguió, que pese al fin es gracioso, es ser despedido del Diario debido a que el director del periódico era un socialista de cepa. Qué pensaría el joven cubano, que García Márquez leyera su texto y sus "consejos" fueran seguidos al pie de la letra.
Albeerto Fuguet odia a García Márquez pero no se ha encargado de despotricarlo si no de concebir una nueva obra que conlleve a librarse de ese fantasma enorme que es el realismo mágico y que tanto mal causó a los seguidoeres de Márquez, tratando de alcanzar la cumbre de su novela.
Alguna vez un pgran poeta ecuatoriano no incluyó en su antología a otro gran poeta por haber "trabajado en el gobierno de Febres Cordero". Así tampoco es el juego. Hay que ser limpios. Los gustos de unos no deben influir sobre las artes de nadie.

Volviendo al tema central, lo gracioso es el odio a Sabina gracias a que él ha leído y le gusta Neruda (y también García Márquez de quien es muy amigo).
Yo no soy ni comunista, ni socialista, ni nada por el estilo, pero como diría otro de mis gurus y maestros, Joan Manuel Serrat: "Si buscar la justicia para todos, querer que todos tengan un techo, comida, servicios de salud, si eso es ser comunista, entonces yo soy comunista." Y tambien lector de Neruda. Si eso es pecado, pecador soy.

SABINA EN CUATRO TIEMPOS

1

Caminando con un amigo por la calle Relatores del viejo Madrid, con cierto temor, porque ya nos acercábamos al número de la casa donde, según me había dicho Luis Eduardo Aute, vive Juaquin Sabina. Mi timidez y la de Pedro, mi amigo de Torrelodones, invadian las calles de la ciudad vieja, del Madrid de los Austrias, como se llama a esa zona del casco histórico de la capital española. Quería entregarla a Sabina un poema en base a un verso de una de sus canciones (de cualquiera, a la larga, Sabina es poesía), además de libros del Ecuador. Al fin llegamos, pero vimos raro el lugar, no era una casa, con un timbre, sino una especie de Villa con jardin y a lo lejos una puerta semi abierta. Pedro entró, yo no me atrevía a romper el mito de mi héroe. Tomó los encargos y fue a darselos a quién esté en la casa para que a su vez, éste le pase a su dueño real. Al salir me dijo que mejor que no haya entrado porque quien recibió los obsequios fue una fría secretaria quien dijo, como en cualquier oficina burocrática, que Sabina no está y que los dejé para entregárselos. Luego añadio mi amigo Pedro que si yo quiero conocer a Sabina, él me tiene una sorpresa. Yo no sabía a que se refería, de Sabina conozco todo, sus libros, sus dibujos, sus videos, su música, su poesía, su anti poesía, su cercanía a Quevedo, su filología, sus historias de amor, su ciudad amada y su ciudad natal. Todo, he vivido aprendiéndome las canciones de él como si fueran catesismo. Solo faltaba conocerlo a él. Fuimos, entonces caminando y entramos en un bar de copas. Pedro pidió una ginebra y yo una caña de cerveza. Lo tomamos con una tapa de pulpo en aceite de olvia balsámico y entonces Pedro dijo al mozo: ¿Hombre, Sabina viene por acá...? A lo que el camarero respondió: ¿Tío, ningún bar de copas de la zona ha dejado de ser visitado por el cantante, claro que viene... y cuando lo hace, tenemos que cerrar... Pues ya está, dijo Pedro, Cuentele a este (refiriéndose a mí) que hace ese canalla... A lo que respondió el mozo: Y qué va a hacer, pues nada, tomar, fumar, es un hombre, tío, un hombre, nada más... Pero yo me niego a ello. Sigo fabricando el mito. Hombre ahora es cualquiera. Hasta Alvaro Novoa puede ser considerado hombre. O revalorizan la palabra o Sabina es Dios.

2

Hace diez años, en el Concierto "Todas las voces todas" debieron estar, probablemente, lmuchas de las mismas personas que fueron ayer al concierto de Sabina, digo las mismas, para decir que hay público bullente por este cantautor, sin embargo, hace diez años Sabina pasó desapercibido por Quito, tanto así que recuerdo cuando cantó Quien me ha robado el mes de abril y él, acostumbrado a que su público sea su coro seguro, callaba para que Quito cante aquello de Lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón pero Quito no cantó nada. Quito quería Silvio Rodríguez, Quito esperaba a Fito Paez, a Luis Eduardo Aute y a la negra Sosa. Juaquinito, entonces, montó en colera y gritó a Quito una de las frases más terribles, para el corazón de un fan, luego de que el coro era tan tenue que no se avanza a oír: ¡Canten coño! Así gritó el maestro. Ayer volvió a cantar la canción y el coro alcanzó a Eco, mucho más que cualquier Narciso.

3

No estoy de acuerdo que el disco Enemigos Intimos sea lo mejor que ha compuesto Joaquín Sabina. Los que conocemos los intersticios de su musicalidad, sabemos que es lo más postizo de su carrera. Sabina escribió pensando también en Fito Páez, en su modulación de voz, en su sensibilidad musical. Creo que Sabina en Enemigos íntimos es de lo menos auténtico que ha hecho. Sin embargo todos sabemos que a Sabina no podríamos pedirle que componga algún "adefesio", sería como pedirle "peras al olmo". Pero su auténtica voz, su verdadero ritmo, su letra legítima vene libre de aparatos y de trastos. Yo siempre seré fiel a Sabina sobre Páez, a quien creo un extraordinario músico y un gran compositor, pero Sabina es el universo. Páez es una galaxia.

4

11 de Noviembre del 2006. Joaquín se va a hundir en Quito como el Titanic. Así es la concepción de su gira ultramerina, como la de Rubén Darío por el modernismo. Dice que le falta el aire, que podría cambiar su bombin por un sombrero Panamá que no es Panamá. Juega, gesticula, produce unas emociones en un teatro repleto que asusta. Sabina es el rey. Veo a muchos adolescentes que toman cerveza y cantan algún coro de una canción más famosa que el agua, como y nos dieron las diez, Princesa, contigo o luna de miel. Veo a gente que lo ama de verdad, que lo ha explorado de verdad, que ha leído sus poemas, que ha medido sus endecasílabos, que ha sentido la fuerza de sus metáforas y que, como yo, ha llorado cuando lo ha escuchado cantar en vivo, luego de 10 años a su maestro, como Zeze, el niño de la bellísima obra de José de Vasconcellos, Vamos a calentar el Sol, el mismo que desea adoptar a un padre imaginario, y adopta a Maurice Chevalier, el actor francés, y entonces conversa imaginariamente con él y el viene a sus sueños. Hasta que una vez, Chevalier llega a Sao Paulo a promocionar una película y entonces Zeze corre en su busqueda, pero cuando lo ve de frente, obviamente Chevalier no se inmuta. Entonces Zeze, decepcionado, no puede entender porque el actor no le dice nada, mientra Zeze resuelve pensar en Chevalier como alguién frío, sin sospechar siquiera que es su padre. Así el maestro, de lejos, contigo Juaquín. Esperando que te hundas y que hundas. Yo naufragaré simepre fiel a tu música, maestro.