martes, julio 13, 2010

Entrevista a Xavier Oquendo Troncoso por Marío Melendez










Nacido en Ambato, Ecuador, en 1972, este autor es, sin duda, una de las figuras más sobresalientes que ha dado su país en los últimos años. Su trabajo de creador, ensayista, antologador, docente, etc, ha venido a enriquecer el acervo literario de un país que tiene en Euler Granda y Jorge Enrique Adoum sus máximos referentes.







-Has realizado una notable labor de divulgación publicando a poetas y narradores jóvenes de tu país ¿Crees que esa apuesta ya se refleja en algunos nombres con proyectos de obra y apuestas definidas?





Estoy seguro de ello. Lo que sucede es que el Ecuador es uno de los países de Latinoamérica que no ha logrado derrotar al enemigo que duerme y vive con uno mismo, que precisamente es el mismo ecuatoriano. El Ecuador no ha podido salir de sus linderos y si alguien sale, la gente lo persigue, lo acosa, le pone trabas, lo desacredita. Es un síntoma provinciano en América Latina. Por otra parte los otros países de América se han acostumbrado a que Ecuador no exista, a pasar de Colombia a Perú en el mapa y borrarnos de la tradición literaria, pese a haber tenido verdaderas cumbres de la poesía (Jorge Carrera Andrade, César Dávila Andrade y Jorge Enrique Adoum), en la prosa (Jorge Icaza, Pablo Palacio, José de la Cuadra, Humberto Salvador, Benjamín Carrión).



Mi divulgación ha sido motivacional también, es decir, mi editorial se mueve para lograr el traspaso de un novel escritor inédito a uno publicado. Y esto ha tenido varios frutos. Soy parte de una editorial alternativa y, por lo tanto, publico autores de ese tipo, apuesto por nombres nuevos, me gusta la emoción del libro con firma anónima y ver cómo ésta va creciendo, se va desarrollando.



Ya han salido varios nombres de importancia entre los novísimos de mi país





-¿Cómo te ves dentro de esta generación de poetas jóvenes latinoamericanos que han divulgado su trabajo a través de internet?





Bueno, pues, estoy muy contento por ello. Creo que el internet ha ayudado a salir, precisamente, de ese anonimato en el que vivía el Ecuador. El país estaba condenado a su nombre, a ser una “línea imaginaria”, que en realidad no existe. Es como el juego del “boom” latinoamericano sin escritor ecuatoriano, y que para ello habría que inventar uno (como lo hizo José Donoso en juego con Carlos Fuentes, del que salió “Marcelo Chiriboga”).



El internet nos ha ayudado a inventarnos a nosotros mismos, a hacernos como tal, a saber que estamos caminando por los caminos correctos, que no hemos estado encerrados en una ostra oscura y anacrónica. El internet nos ha unido a muchos poetas latinoamericanos que antes no teníamos cara, no podíamos leernos, no podíamos encontrarnos en las esquinas de nuestras sensibilidades. Era triste ver como estábamos solos, pero ahora nos damos cuenta que somos muchos y que le mundo está a nuestro alcance, que el grito es colectivo.







-Euler Granda y Jorge Enrique Adoum, son grandes referentes de la poesía ecuatoriana. ¿Por dónde va el trabajo de las nuevas generaciones y de qué manera estos autores han influenciado en sus procesos estéticos?





Además de los dos estarían otros nombres indispensables para entender a las nuevas generaciones de poetas en el Ecuador: Efraín Jara Idrovo, Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón, Ileana Espinel, Ana María Iza y una docena más de nombres muy importantes.



Adoum fue (es) nuestro poeta referencial más internacional, logró liberarse del nerudismo con mucha solvencia, al pasar por un intransigente vanguardismo que le dio las armas para que luego escriba “El amor desenterrado”, su más bello conjunto de poemas y uno de los poemas de amor más bellos de nuestra lengua, escritos en el siglo XX.



Por otro lado Euler Granda es el poeta del “lugar común”, es decir logró trabajarlo hasta convertirlo en un recurso estilístico, tal y como lo hizo Nicanor Parra llegando a la anti poesía.



Los autores noveles siguen los dos cánones: la búsqueda referencial de una estética profunda, de un decantamiento del lenguaje, así como la poesía coloquial, con tonalidad urbana y fuerte prosaísmo. La buena poesía está en las dos ramas, sin que la primera caiga en una aparatosa cripticidad que no dice nada y que se repite en una gama de imágenes sin sentido o, con la segunda, que sería caer en el estridentismo urbano, esa poesía escatológica, muy bukoswkiana a la fuerza, muy mentirosa, muy gesticuladora. Esa tampoco vale.





-¿Con qué autores mexicanos te sientes más afín y si estás al tanto de los nuevos poetas que han irrumpido en los últimos años?





México es, luego de España, el país que más me ha influido en su poesía. Luego vendría Colombia y Chile. Y muy tarde y muy poco de Perú y Argentina.



Villaurrutia marcó mucho mis lecturas, ese poeta potente y mordaz con el lenguaje y el mensaje; y más tarde Paz con sus ensayos y su poesía me daría las pautas para caminar, como probablemente solo me las dio Luis Cernuda, cuando leí su poesía hermosa y torrencial y sus ensayos sobre la escritura poética. Luego Jaime Sabines que está del lado de los que dicen la poesía como la “inmensa” mayoría quisiera que se la diga. Su poesía es verdaderamente importante para nuestra lengua, tal vez más importante como poesía que la del mismo Paz. Es que Paz es un poeta intelectual que lo abarca todo. Paz es un monumento al pensamiento poético, Sabines es el poeta. Además he tenido la suerte de conocer y escuchar a muchos poetas mexicanos: José Emilio Pacheco y Eduardo Lizalde. El segundo más potente que el primero; el primero busca; al segundo, en cambio, le sale la poesía como producto de la intuición. Grandes los dos. Y luego están Alí Chumacero, Juan Bañuelos, Hugo Gutiérrez Vega, Marco Antonio Campos, Eduardo Langagne, Efraín Bartolomé, Thelma Navas. Además me encanta la poesía de Francisco Hernández, a quien no conozco, pero considero una voz superior. Luego está también José Ángel Leyva, José Vicente Anaya. Y luego los más jóvenes: conozco y considero mucho a Víctor Cabrera y Rocío Cerón y acabo de conocer y leer la estupenda poesía de Allí Calderón, Marco Fonz y Mario Bojorquez.





-Tu trabajo creativo de ensayista, antologador, docente, periodista, abarca mucho de una disciplina y te permite adquirir una visión más global sobre un proceso determinado ¿en cuál de estas funciones te sientes más a gusto?





Todas mis actividades en la vida me conducen siempre a la poesía. Inclusive las de carácter doméstico. Todo lo que me lleve a la poesía me hace muy feliz, y además me motiva. En este campo me desenvuelvo bien. Puedo ser un buen suscitador cultural, un organizador eficiente de cualquier actividad que tenga poesía, que esté hecho del material de la literatura. Entonces la cátedra motivadora de literatura, composición y filosofía, la edición de libros, los talleres literarios, los eventos poéticos, los viajes, las lecturas, las tertulias, todo siempre alrededor de la poesía. Las reuniones con amigos, los juegos con los hijos, el compartir un poema es una cuestión casi doméstica. Es la vida. Mis hijos viven con los libros como con los juguetes: los libros son la casa; los poetas son los visitantes a nuestro hogar. Nos encanta recibir un poeta. Hace ya años llamé a Gloria Fuertes desde una estación de trenes en Madrid y le dije que era poeta y que venía de Ecuador para visitarla. Ella dijo que esa misma tarde vayamos a visitarla en su casa, que los poetas son de la misma raza. Allí comprendí el asunto. Y desde allí amo estar con los poetas, aunque también repelo a muchos.





-En la primera parte de tu último libro Esto fuimos en la felicidad, hay un extraño diálogo entre el canon de los sesenta, vale decir, pandillas, música, carros convertibles, etc, y personajes insertos en las sagradas escrituras; aparece Judas, Pedro, Moisés, Abraham, los Bíblicos ¿De qué manera conviven estos personajes en tu imaginario?





Esto fuimos en la felicidad, mi último libro publicado de poesía, que, a propósito, se ha ganado este año una mención como el mejor libro de lírica publicado en el 2009 en el Ecuador, es un trabajo de exploración de mi etapa de juventud. Y el prototipo de la juventud en América Latina me parece que es la de los sesenta. O al menos es el prototipo de los que nacimos en los 70, y que somos desencantados, hijos del rock latino, ahuyentados de la política, de la sociedad colectiva, del grito acompañado. A nosotros, los “setentosos” nos acompaña la soledad, que es precisamente el tema que estoy actualmente desarrollando en un nuevo poemario.



Me encantan los iconos del sesenta: Allí están los Beatles y ese John Lennon que nunca podrá ser olvidado como ícono, como figura, como músico, como poeta, como postura. Allí Jean Dean, el grande, el de la brillantina y las chamarras de cuero. Allí esa magia del auto deportivo que enamoraban allí ese intencionalidad mágica de buscar a la chica en el colegio y llevarla a un cinema. Y esto en mezcla con mis íconos: la música del pop latino, el rock de Soda Stereo, el mochilero organizado que quiere comerse el mundo, el borracho intelectual que solo le importa ser un quemeimportista.



Y claro, el poemario no podría estar completo sin tener a los bíblicos: Amo la historia bíblica, sin ser religioso. De hecho creo que el gran enemigo de los hebreos siempre fueron los cristianos. Nada como Abraham y Moisés frente a Jehová, el Dios castigador; y luego esos personajes bíblicos, que quisieron conquistar el mundo buscando la tierra prometida y a la final lo encontraron, es realmente maravilloso.



Con estos pretextos recuerdo mi adolescencia, la reinvento y por ello escondo muchos parajes de mi vida para volverlos universales, como creo que todo poeta lo hace.





-¿En qué proyectos trabajas en la actualidad y cómo concilias el quehacer literario con tu mujer, también destacada poeta de las generaciones jóvenes?





En lo referente a la poesía, trabajo duro con un poemario con el que estoy contento, pero nunca feliz. Aún está crudo, pero avanza.



Respecto a mi labor de suscitador cultural afino mi Encuentro Internacional de Poetas en Ecuador “Poesía en Paralelo Cero, 2010”. Que se realizará en la primera semana de Junio. Tengo pensado invitar a 8 o 10 poetas de fuera del Ecuador y 15 del país. Además presentar una antología que precisamente se está realizando en México sobre la novísima poesía ecuatoriana y de hacer un homenaje distinto al maestro Jorge Enrique Adoum, que murió este año dejándonos un hueco grande en la Patria y en la lengua.



Además escribo lento una novela juvenil, y escribo mucho artículo de opinión y mucho ensayo literario.



Con respecto a la convivencia con la poeta Julia Erazo como mi compañera de vida, la madre de mis hijos, y la mujer de quien me enamoré hace ya muchos años es muy buena. Ella trabaja distinto a mí, es más silenciosa, tiene otra forma de organización. Ninguno de los dos nos metemos en nuestras carreras poéticas, cada uno va a su ritmo y a sus intereses, cada uno con sus lecturas y sus metas. Así convivimos en paz, además somos grandes amigos de generación. Siempre lo fuimos.





-¿Cómo ves a la actual poesía latinoamericana en relación con los grandes referentes que la precedieron?





Con inquietud, con alegría. La poesía actual en nuestro idioma es ya una referencia de todos los idiomas. Eso les debemos a nuestros grandes predecesores. Por ello no creo en el “parricidio” como una actitud de vanguardia. Siempre he creído más en los poetas que se auto exploran en sus influencias que en esos que se niegan a sí mismo y a los demás.



Los poetas actuales están hechos de la misma arcilla de los anteriores: ego en primer término, portadores de la verdad, vanguardistas consumados, raros, únicos, etc.



Sin embargo la buena poesía sale sin aspavientos, se cuaja en la realidad.



El mapa de la poesía novísima en Latinoamérica ya dicta nombres de peso. Es decir la poesía tiene un futuro prominente en la literatura de América Latina.





-¿Cuáles son tus lecturas, tus afectos, tus influencias… aquellos autores con los cuales sientes mayor empatía?





Los autores que yo amo son los poetas que escriben en mi idioma madre: el español. No puedo entender a aquellos “poetas” que dicen que sus referentes son los poetas alemanes, franceses, ingleses, griegos, etc. y que no saben el idioma en que la poesía de estos fue escrita, que no han vivido sensibilidades “exóticas, lejanas, etc. Es algo incongruente. Yo no he leído a Kavafis ni a Pound ni a Ritzos ni a Witman ni a Ungaretti ni a Pessoa ni a Celán en su idioma original, en el idioma que el poeta escucho el ritmo de su poema, en el que se sintió el silencio, la pausa, la cesura, la música, el hemistiquio, el ritmo real, solo en bellas traducciones que nunca me dirán su poesía verdadera (la que ellos vivieron, sintieron). Esos poetas “exquisitos” y mentirosos que leen latín, hebreo, sanscrito, griego y que citan a los poetas en su idioma original sin haber aprendido a leer el idioma pertenecen al mundo de la “pasarela” más que al de la poesía.



Yo amo los poetas de mi lengua: Los amo sin poses parricidas, sin que este amor real me resulte “modestón”. Como no amar a Quevedo, a Góngora y a Lope; a toda la generación del 27 (mi corazón apuesta por Cernuda, sobretodo), a Machado, a Hernández y a Juan Ramón; como no conmoverse y quedar absorto frente al peso de José hierro, de Jaime Gil de Biedma (sobretodo él en la generación de la poesía española del 50), y luego el maestro Gamoneda, y luego a los Panero (me gusta más Juan Luis que Leopoldo, aunque la mayoría diga lo contrario); y por este lado del mar amo la poesía de los mexicanos ya citados y de Borges, Gelman, Neruda, Huidobro, Parra, Gonzalo Rojas y Jorge Teiller. Adoro leer a Watanabe y a Juan Manuel Roca. Amo la poesía en castellano. Por ser tan rica, tan extensa, tan verbal, tan esencial, tan mítica y tan “cargada de futuro” como diría Celaya.





-Finalmente, y a la luz de tu experiencia ¿Qué receta darías para derrotar a la página en blanco?





Siempre les dije a mis estudiantes que la página en blanco debe ser derrotada con la letra “H”. Esta letra es muda y muchos cuentos y muchos poemas del mundo empiezan con H, porque la página en blanco con una letra como esta sigue en blanco en cuanto a fonética, pero ya no está blanca en cuando a espacio y de allí es imposible detenerse.



Luego de ello hay que afincarse en el oficio de escribir.





Aunque pienso que hay mucho novelero en la poesía: esos “poetas” que no lo son y que quieren experimentar algo nuevo.



El poeta debe efectivamente serlo. Y ser poeta es permanecer en el oficio, pese a toda la inclemencia. Pese a la condena de que no te lean. Porque en un siglo puede haber miles de novelistas, cientos de cuentistas, pero pocos poetas grandes que sobrevivan. Y a eso hay que resignarse, y pese a eso hay que seguir escribiendo, porque esto no es una cuestión de llegar a ninguna parte, sino de sacar la poesía que la vida nos ha obligado a mantenerla en el cautiverio de nuestro corazón.



Hay que escribir poesía aunque sepamos que la trascendencia no depende de la escritura de poemas, sino de la genialidad.



EL FUTBOL



Nunca me gustó el fútbol, pese a que yo debí ser un idóneo fanático del deporte de multitudes, nunca me gustó. Mi padre fue jugador profesional del deporte del balompié y mi hermano el hincha más pujante y verdadero que he conocido en mi vida. Toda la infancia, toda la adolescencia pasaron preocupados frente a mi apatía futbolera. En mi generación aún no se podía entender como a un hombre con mis condiciones genealógicas no le podía gustar el fútbol. Sin embargo terminaron respetando mis intereses un tanto exóticos. Poco a poco fui jalando el molino hacia el lado intelectual, donde era una moda no gustar del noble deporte del gladiador contemporáneo. Muchos intelectuales, artistas, escritores son renuentes frente a la cultura futbolera. Sin embargo también hay otros que como buenos artistas, el fútbol es otra de las manifestaciones culturales que les apasiona. Llámese Eduardo Galeano, por ejemplo y su precioso libro “El fútbol a sol y sombra”. En nuestro país el hermoso y bien escrito libro de Galo Mora Witt “Un pájaro redondo para jugar” es otro ejemplo de fusión literatura/fútbol.


Las idea del escritor Jorgenrique Adoum de que visitando un estadio de fútbol puedes conocer una sociedad con todas sus virtudes y sus necesidades, sus valores y sus carencias, es verdadero. Un estadio de fútbol es un micro universo. EL fútbol goza de todos los placeres que goza el arte, pero con más pasión, aunque con más inmediatez. Solo por las obras de Shakespeare o de Goethe la gente se mató en su época, y también cuando una selección no tapa un penal o no lo mete, o pierden por algún absurdo movimiento el partido. El fútbol es la vida de la mayoría de la gente posmoderna. Y esto, según “la aritmética de los placeres” del gran filósofo Jeremy Bentham es lo que uno debe busca para ser feliz.


Sin embargo, y pese a cualquier pronóstico le he llegado a encontrar con el tiempo y las aguas, cierto gustito al futbol del mundial. Porque además es fácil satisfacerse o derrotarse frente a 22 jugadores que mueven al mundo, que frente a una obra de arte. Ni más ni menos.


lunes, julio 12, 2010

EL MUNDIAL Y LA PUBLICIDAD DEL GOBIERNO

La campaña que ha salido sobre el apoyo a la ley de Comunicación por parte del Gobierno Nacional es verdaderamente genial. No solo ha despertado una suscitante polémica sobre el tema a la ciudadanía dormida que no hace más que repetir lo que dicen los “noticieros” rojos de todos los canales de TV sino que ha logrado incrementar el nivel de apoyo al Presidente de la República, y eso es lo que más les preocupa a los medios y a la oposición. Que en medio de la transmisión de los partidos de fútbol del mundial en Sudáfrica se incluyan estos espacios. Bueno, hay que reconocer que los partidos del mundial se están viendo vía directa por los canales del gobierno. Segundo, hay que reconocer que la campaña es estupenda. Realmente Vinicio Alvarado, el director de comunicación del Gobierno es un creativo verdaderamente notable. Detrás de la figura poderosa del presidente Correa hay un equipo de comunicación que no descansa. Y así tiene que ser. La comunicación es la fuerza.

Incluyo un ejemplo de lo mismo pero al revés. En una muy conocida e importante radio quiteña se está pasando con una constancia insufrible unos spots que hacen referencia a unas declaraciones hechas por Alvarito Noboa, el siempre candidato, en contra del presidente. En esta ocasión ya no es el “millonario candidato” el que interviene directamente con su voz, ahora lo hace un locutor. El empresario reta al presidente Correa a debatir con él y se declara “perseguido del SRI” y otras perlas a las que ya nos tiene acostumbrados dicho personaje político. Lo pavoroso del asunto es que estos spots se repiten y repiten con constancia y nadie dice nada. Sin embargo es esta misma radio se ataca los spots contratados por el gobierno en los canales donde se transmite el mundial.

Bueno aquí hay, a mi juicio, dos problemas: una cuestión estética y una ética. La primera: se vuelve a repetir lo mismo de siempre “los medios de comunicación o la oposición pueden hacer lo que les venga en gana, porque allí está la libertad de expresión”. El gobierno no puede hacerlo porque está atacando justamente a esa “libertad”. Suena tremendamente gracioso esto. Pero el problema estético es insufrible: imagínense la tremenda diferencia entre un spot hecho por Noboa el bananero y uno realizado y concebido por la dirección de Comunicación del Presidente Correa.

Por todo ello y mucho más creo que necesitamos urgente la ley de comunicación.

EL LIBRO DEL ENCUENTRO




El Encuentro internacional de Poetas “poesía en paralelo cero” publicó un bello libro de memorias con muestras poéticas de los participantes nacionales e internacionales.


La hermosa edición de más de 400 páginas fue editada por ELANGEL Editor y la Casa de la Cultura Matriz; el diseño en su interior fue hecho por Cristiam Hervas y la portada por Javier Valencia.


El libro contiene una selección de todos los participantes al evento. Cada selección es antecedida por una fotografía y la ficha biográfica. En una página siguiente aparecerá un manuscrito del autor. Esto se ha convertido ya en una suerte de sello del evento.


Los participantes internacionales fueron: Los españoles Eloy Sánchez Rosillo, el que en su muestra presenta el hermoso poema “La playa”, verdadera joya de la poesía española contemporánea e Isla Correyero y su poesía desenfadada y directa; José Luis Díaz Granados (Colombia) con su poesía experimental y cadenciosa; Mario Meléndez y Malú Urriola de Chile, voces jóvenes que presentan sus discursos urbanos y desenfadados; Los mexicanos Margarito Cuellar, una de las voces más firmes y actuales de su país, y Víctor Cabrera con una poesía contemporánea y urbana; Vilma Tapia de Bolivia, con un discurso poético que se sostiene en las imágenes reales de un discurso onírico y bello; la peruana Victoria Guerrero, con un poesía más desenfadada y postmoderna y la israelita Margalit Matitiahu, poeta que habla y escribe en judeo español, con una poesía diáfana con sutilezas filosóficas.


Y las voces y poemas de los ecuatorianos: Carlos Eduardo Jaramillo, María Fernanda Espinosa, Ulises Estrella, Edgar Alan García, Nelly Córdova Aguirre, Raúl Vallejo Corral, Antonio Correa Losada (colombiano, nacionalizado ecuatoriano), Hugo Jaramillo, Julia Erazo, Carlos Garzón, Carmen Perdomo, Marialuz Albuja, Siomara España, Augusto Rodríguez, María de los Ángeles Martínez y Freddy Peñafiel.


La memoria sabrá guardar esos días de la primera semana de junio del 2010 con la ayuda de este libro. Las palabras siempre serán vínculos tremendamente fuertes para guardar los momentos, las luces del instante. La palabra seguirá moviendo al universo. Y si está escrita en verso y es sincera, será mejor. Este es un libro que guarda al tiempo en las palabras.

UNA FAMILIA, UNA SEMANA

Sebastian Armas, Eloy Sánchez Rosillo, Edgar Allan García
Margalit Matitiahu y Jos{e luis Díaz Granados

Marialuz ALbuja, Carmen Inés Perdomo y Julia Erazo Delgado



Victor Cabrera y Carmina Estrada




Por dos semanas dejé mi columna de Diario La Hora abandonada porque el tiempo me quedó corto a propósito de la organización del 2do. Encuentro internacional de poetas en Ecuador “Poesía en paralelo cero” 2010. El mismo que, una vez finalizado, quedó impecable. Todos los poetas invitados llegaron al país (11 escritores internacionales y 15 nacionales); las ciudades sedes: Ciudad Mitad del Mundo, Quito, Otavalo y Esmeraldas estuvieron a la altura. El Ecuador presentó su belleza natural, su don de gente y su poesía dentro de un ambiente de fraternidad y amistad infinita.




Alguna vez, en España, la poeta Gloria Fuertes me dijo que “los poetas son cómplices y se reconocen en todas partes” y eso debe ser verdad, porque todos hicimos en una semana, una familia que no ha querido separarse, y que ahora sigue junta con los recuerdos; lo pasado no es pasado para los implicados en este encuentro de poesía sino que es el fortalecimiento de una amistad, el encanto de una nueva vida hecha con los retazos de las fotografías que guardamos.




En Quito fue la inauguración, el pregón se dio en la Ciudad Mitad del Mundo; los recitales de poesía fueron en la Universidad Central y en la Casa de la Cultura, la ciudad de Otavalo nos regaló la belleza, el folclor de nuestra artesanía (la Plaza de los ponchos de la ciudad fue un sitio clave para los poetas para sentirse sumergidos en la ciudad andina, así como la maravillosa y mítica laguna de Cuicocha), en Esmeraldas se dio la clausura, el mar nos despidió, allí el mar como testigo, luego de haber visto el canto y el baile tradicional de la provincia y escuchar el arrullo del tambor y la marimba.




Seis meses tardé en organizar este bello encuentro que duró una semana, pero que no se olvidará nunca. Para ello está el bello libro de poemas que publicamos con una muestra de cada participante.




Ahora el recuerdo y el cariño agrandarán los días del festival, hasta el próximo año en que volveré a reunir a otros poetas, y crearemos otra familia.


PUNTO DE PARTIDA






La revista “punto de partida”, que publica la Universidad Autónoma de México (UNAM) para los estudiantes universitarios, acaba de publicar un monográfico sobre la nueva poesía ecuatoriana escrita por jóvenes. La revista fue presentada en el marco del “Segundo Encuentro Internacional de poetas en Ecuador Poesía en paralelo cero 2010”. Carmina Estrada, la editora llegó hasta el Ecuador junto con los poetas participantes del Encuentro, desde México, para presentar la revista en las ciudades de Quito, Otavalo y Esmeraldas, en donde se desarrolló el encuentro de poetas.


Carmina, de origen dominicano, pero radicada en México, dijo que la revista 160 de “Punto de partida” le había resultado una aventura de exploración y regocijo por el descubrimiento de la nueva poesía ecuatoriana. Y además habló del desconocimiento del género escrito en nuestro país en México.


13 poetas jóvenes fueron los escogidos para la muestra. Tuve la suerte de ser el antólogo de este ramillete de poetas y poemas. Quise escoger nombres verdaderos y sobrios. Nada de experimentalismos baratos ni vanidades sofisticadas. Los 13 son poetas verdaderos: Pedro Gil (Manabí, 1972) inicia la antología, luego están Carlos Garzón, Marialuz Albuja, Ana Cecilia Blum, Julia Erazo, Franklin Ordóñez, Freddy Peñafiel (todos nacidos en 1972), continúa la muestra los más jóvenes Siomara España, Augusto Rodríguez, María de los Ángeles Martínez, César Eduardo Galarza y Santiago Vizcaino; cierra la selección la poeta Carolina Patiño quien falleció víctima de su propia mano a los 20 años.


La muestra se completa con las preciosas fotografías de Lorena Cordero (Quito, 1972). Verdaderas joyas de la imagen que complementan estupendamente la bien cuidada edición de la revista.


Un estudio introductorio de mi autoría da pie a la muestra. En él vuelvo a analizar la poesía ecuatoriana y me detengo otra vez en el diálogo poético con los nuevos poetas del Ecuador.


Aunque nuestro país es nuevo siempre para los ojos del mundo. Todo aún está inédito. Y por ello debemos trabajar, para enseñarle al mundo que en el Ecuador hay mucho que descubrir debajo y encima de las piedras. Allí está, siempre brillando, el oro de la poesía.

POESIA EN PARALELO CERO 2010

De izquierda a derecha: Xavier Oquendo Troncoso, María de los Angeles Martínez, Nelly Córdova, Carlos Garzón, Marialuz Albuja, Julia Erazo Delgado, Victor Cabrera, Victoria Guerrero, José Luis Díaz Granados, Siomara España, Carmen Perdomo, Mario Melendez, Malú Urriola y Margarito Cuellar

El domingo 30 de mayo se inicia el Segundo Encuentro Internacional de Poetas en Ecuador “Poesía en paralelo cero”, que concluirá el sábado, 5 de junio. Vates de España, México, Israel, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Ecuador serán los invitados de este año.


Cinco meses me ha tomado organizar el encuentro tratando de no dejar detalle suelto. Me he enfrentado a la burocracia de frente, sin hacerle al quite, y me ha ido relativamente bien, pero he aprendido que solo la tenacidad puede con ella. Los auspiciantes del encuentro son muchos en este año: empiezo con la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, en la figura de Marco Antonio Rodríguez, así mismo Fabián Guerrero y Marta Palacios, funcionarios de la Casa merecen un reconocimiento especial. Luego están los ministerios de Cultura y Patrimonio, en las figuras máximas de las ministras Erika Silva y María Fernanda Espinosa.


He pasado por todos los estados de ánimo posibles, hasta por los más críticos, aquellos estados e n donde uno quiere botar la toalla, pero se sostiene solamente por el amor a la poesía.


Este año el encuentro llegará a Otavalo y Esmeraldas, dos ciudades bellas y distintas del Ecuador. Los poetas del mundo podrán conocer nuestro país por dentro, así como el año pasado que tuvimos la suerte de viajar por Latacunga, Ambato, Cuenca y Guayaquil, además de Quito.


La ciudad Mitad del Mundo también será sede del encuentro de poetas, con el auspicio del Consejo Provincial de Pichincha. Así mismo debo agradecer tanto al Circulo Femenino de Cultura de Esmeraldas en la figura de Carmen Rivadeneira, que se apersonó totalmente del Encuentro en su provincia, y al Municipio de Otavalo por su cordialidad maravillosa para tener a los poetas.


El Encuentro se acerca y los poetas viajaran esta semana que viene hacia la Mitad del Mundo donde podrán saborear la magia de un país que es un poema para el mundo, un poema flamante que se debe conocer para que su sensibilidad flote hacia el mar de las palabras.



La Maratón del Cuento



Está semana que pasó se llevó en Quito una fiesta verdadera de la cultura y de los libros: “La maratón del cuento” al que se podría considerar el más importante evento literario del país. No solo por su increíble capacidad de convocatoria (más de 50000 personas visitaron el sábado y el domingo las instalaciones del Parque “Itchimbia” y su emblemático “Palacio de Cristal”), sino por su extraordinaria organización. A la cabeza está Leonor Bravo, directora de “Girándula”, la institución literaria más organizada que he conocido.


Meses se viene trabajando la “Maratón”, para que nada falle y todo esté en su punto. Se produce una gran feria del libro infantil, enormemente concurrida. Además se escucha todo el día la lectura de cuentos y textos para niños y esto convoca a una gran cantidad de gente, que además de escuchar historias y poemas de los más importantes y reconocidos escritores en el género en el país, son leídas por gente de la farándula ecuatoriana, así como importantes personalidades, políticos, figuras de la TV que se acercan a esta entrañable fiesta donde se reconoce indudablemente que el niño es el ente social que más se acerca a la literatura y obliga a sus padres a leer con él y a compartir ese mundo del género.


El Ecuador, actualmente, es un país que está pasando por el “Boom” de su literatura infantil. Las grandes firmas lo demuestran: Leonor Bravo, María Fernanda Heredia, Edna Iturralde, Soledad Córdova, Edgar Allan García, y muchos otros, así como otros escritores reconocidos que han escrito para los niños, habiendo construido su obra en la literatura de adultos, como Jorge Dávila Vásquez, por ejemplo.


Recorrer el espacio del “Palacio de cristal” y sentir la energía del niño lector, que imagina las historias con los colores más vivos de su vida, es realmente maravilloso. Sentir que vivimos en esa tremenda atmósfera del niño que está buscando la historia que represente la suya, que juegue con el libro como un instrumento más de vida, es muy bello.


Una labor envidiable la que hace Leonor Bravo. Sin lugar a dudas la más alta labor que alguien ha alcanzado frente a la masificación de la literatura ecuatoriana.