sábado, abril 14, 2007

DAVID LEDESMA: 46 AÑOS DE SU CORBATA AMARILLA

A propósito de la aparición de su obra
completa
Tal vez la historia le salto el fuego eterno a David Ledesma. Porque David debe ser inmortal casi por una obligación del cosmos o de los ángeles. Acaba de cumplir 46 años de su muerte. Se murió un jueves santo -30 de Marzo de 1961-, como profetizó Vallejo que se debe morir la poesía, y resucitarse en las letras. Y David se fue como un ángel. Según las fotografías, tenía una boca extremadamente dibujada. Parecía una cereza. De voz varonil, dicen, pero muy frágil -figurita de seda-. De padre machista y madre complasciente, David se descarrió, y le tocó sufrir a palo alzado la hecatombe: "Me gritaba mi padre diariamente:/ -Estudia la aritmética,/ aprende la aritmética!.../ Si no sabes la tabla de sumar,/ no irás al cine el domingo,/ ni al carrusel, ni al foot-ball.../ Hay que saber que dos y dos son cuatro/ para poder vivir.// Me rogaba mi madre, entristecida:/ -Aprende la aritmética,/ estudia la aritmética:/ si no sabes restar ni dividir/ no tendrás un futuro,/ ni dinero, ni casa, ni amigos, ni coche...// Y no aprendí las tablas de aritmética./ Ni he logrado el futuro, ni el coche, ni el amigo;/ pero he tomado todos los dones de la vida,/ gozándolos intensa y plenamente". Publicó, parca pero magistralmente, ínfimos folletines de poesía, que se han convertido en la vertiente obligatoria de cualquier poeta del país y de América -la lengua y la verdad se postran ante Ledesma-. "Cristal" (1953); "Club 7" (junto con Ileana Espinel -su amiga y novia eterna-, Sergio Román Armendariz, etc.); "Gris" (1958); "Los días sucios" (1960); y obras póstumas como "Cuadernos de Orfeo" y "antología general" (1962). Este David -casi extraído de la mano santa de Miguel Angel o de la Biblia-, llegó a verse frente a frente con el verso desnudo y el amor a graneles de cósmica luz, enfrentándose a la figura masculina de su embeleso, de donde surge la poética más firme del país: "...Su cabellera/ estaba coagulada en duros bucles/ que bien podían ser la miel del bronce./ Eran sus ojos de un color absorto/ que fluctuaba entre el verde y el marrón.// Vino lleno de luz. Era su alma/ apacible como un río de versos...". Este David desprotegido, anunciado entre una manifestación de horribles cánones, en un país y un mundo desprovisto del ungüento sensible. Se ahorcó con una corbata amarilla, que fue un obsequio de quien lo amó. Se fue marchando al infinito: "He muerto en mí para resucitarme./ Un nuevo ser me viste./ Ya no puedo decir que soy un hombre/ ni que vivo en tal parte,/ ni que amo,/ ni que soy./.../ Y ardo/ nada más./ Tocado estoy de Gracia y de Misterio". No se ha podido conservar el lomo intacto de este bronce incólume, que es la voz de David Ledesma, en la poesía. Exigimos que alguna editorial publique la obra completa de David, del pobre David que lo colgaron en la nube de los desposeídos, pero, sobretodo, en la de los poetas, que tienen el jueves santo de Vallejo, como para no morir jamás, ahorcados en el olvido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Xavier:
Ciertamente Ledesma fue (es) un gran poeta, principalmente por seguir el llamado de su voz y realizar una poesía subjetiva y urbana; dos cuestiones difíciles para la época en la cual escribió.
Tengo entendido que la CCE publicó ya las obras completas de Ledesma.
Saludos.
Juan