lunes, abril 24, 2006

LOS ANÒNIMOS Y MI BLOQUEO A LOS COMENTARIOS

No soporto los "anónimos". Los soporto si solamente son los que han escrito "Las mil y una noches" o a los que forman parte de una biblioteca universal. Ademàs que los "anònimos legìtimos" ya estàn muertos hace muchísimos años. Y a lo mejor, es muy probable que no quisieron ser anónimos, si no que la vida les jugó una carta escondida que no pudieron visualizar en su juego.

Ahora por medio de los mensajes de teléfono móvil, por los mailes, en los chats, en los comentarios de blog, aparece tanto anónimo ramplón, tanto enemigo que no da la cara, tanto cobarde irrisorio, tanto muerto de hambre por la carne ya hecha, tanto inepto, tanto verbo roído por el desprecio del habitante de fin de siglo, tanto energùmeno sin nombre que prefiero no leerlo en mi página, sacarlo de raíz de mi espacio.

Es una pena, realmente, que tenga que cerrar los comentarios de mi blog, pero lo hago por dignidad, porque yo siempre he dado la cara, he dado el nombre. Crèanme que lo hago con dolor, porque habrà mucha, muchìsima gente que quiera comentar mis escritos de manera acertada y justa, con verdadera crìtica y con una visión constructiva frente a lo dicho. Y asì ha sido. En las páginas de todos los diarios del país se me ha tomado en cuenta para la "crítica con nombre", con una firma que respalde, y no simplemente un "anònimo" que lo que pretende, en verdad, es fastidiar, injuriar, pinchar y hacer gritar, pero yo de este juego me salí hace algunos años. Ya respondì varias veces con "silencio" a varios detractores literarios con nombre. Siempre con nombre. Y siempre con silencio.

Hace algunos años, tambièn, mi amigo querido y enorme intelectual y polìtico, Pedro Saad Herrerìa, impidió que yo responda una crítica en algún periódico de la Capital. La crítica venía de cierto grupo de jóvenes no anónimos aunque inéditos y desconocidos absolutamente en la literatura de la parroquia, peor en la ciudad o en el paìs. Pedro rompió en pedacitos mi respuesta y me dijo que nunca responda a las críticas porque eso es caer en el "síndrome de Rocky". No entendì a que se referìa. Y sí, él estaba hablando de la película ganadora del Oscar, protagonizada por Silvestre Stallone, en los ochentas. El intelectual ecuatoriano, me decìa Pedro, suele pelear y siempre busca que le respondan. A lo mejor gane, a lo mejor no, pero para el ecuatoriano eso no es lo que importa, si no más bien pelear por pelear, polemizar, dejar al contrincante con ira, con desasosiego, con rabia, jugar con ese instinto nacional de la polémica infundamentada.

Entonces, desde allì, decidì no responder nada. Creo que Pedro me enseñó una de las cosas màs humildes y bellas del mundo: a callar. Por eso en este blog no se admiten comentarios.

Pero si el crìtico tiene rostro y nombre, puede escribirme a mi direcciòn electrónica: xoquendo@yahoo.com Leeré solamente aquellos mailes que tengan el respaldo del nombre. Los anónimos, que se queden asoleándose con la llama eterna, como los soldados.... desconocidos, claro.

No hay comentarios.: