sábado, octubre 31, 2009

OBAMA Y EL PESO DE LA PAZ




Luego que el mundo se enteró que Barack Obama recibió el Premio Nobel de la Paz hubo una verdadera revolución de extrañeza social en el mundo. No muchos entendimos la posición de los académicos suecos ¿cuál fue el motivo para que el primer presidente negro de Estados Unidos reciba el galardón?
Permítanme conjurar lo ya conjurado, seguramente. Esto es lo que creo: La Academia sueca pensó como un profeta, y encontró en Obama un consuelo oportuno luego de que el mundo vivió la era Bush y los momentos más intransigentes de ese gobierno con aires fascistas, profundamente conservador y narcisista.
Obama llega a suavizar el rostro Bush con su sonrisa “Kolinos”, con su “feeling” galanesco y su carisma radiante nos conquistó a casi todos. Obama llega justo en la época en que se cayó “el muro” capitalista, aparece como “El salvador” del mundo, como profecía de Martin Luther King. Su figura negra enloquece a USA, país que ha vivido aislado de todo, menos de sí mismo.
En la tierra de Chomsky, Woody Allen, Oliver Stone (enormes críticos de su idiosincrasia) y de la “coca cola”, el “chicle” y los "malls", Obama aparece y se vuelve el Mesías del imperio, el que va a salvar a su pueblo y, claro, de relancina nos va a salvar a todos de una vez. A la larga todos somos cómplices de su premio. Todos lo hicimos “ideal”: un presidente de raza negra, con una enorme popularidad, con un discurso renovado y ganas de cambiar el curso de la historia. Todos nos decíamos felices: él impedirá la guerra, él hará de Fénix en Afganistán e Irak; él no se entrometerá en los problemas de los otros, él hablará con Latinoamérica, él desbloqueará Cuba, él dejará de tener deudas morales con la antigua Unión Soviética, con Vietnam, con Hiroshima y Nagasaki; él entregará las armas nucleares que atesora su país, así como exige a los otros países del mundo hacerlo. Todo esto pensamos, y esto debió pensarlo también la Academia sueca. Pero nada de esto ha pasado. Solo espero que el peso del Premio Nobel de la Paz recaiga en Obama como una cruz, la comience a cargar hasta llegar al calvario y sea un compromiso con el mundo.

1 comentario:

Javier López Narváez dijo...

Pues ojalá le sirva de algo el peso del Nobel... y si, tienes razón Xavier, nosotros nos inventamos el perfil de ese Obama que fue premiado...