sábado, octubre 31, 2009

LOS POBRES




“Disculpe el señor/ si le interrumpo, pero en el recibidor/ hay un par de pobres que/ preguntan insistentemente por usted./ No piden limosnas, no.../ Ni venden alfombras de lana,/ tampoco elefantes de ébano./ Son pobres que no tienen nada de nada./ No entendí muy bien/ sin nada que vender o nada que perder…”. Así comienza la canción de Serrat, “Disculpe el señor”. Ubico este fragmento como un epígrafe a mi artículo, a propósito de una nueva preocupación que me surge en estos tiempos de cambios. No voy a hablar exactamente sobre los pobres del país. Me quiero referir, más bien, a los nuevos y recién salidos “masters” de la pobreza, estos “críticos” que hablan de los pobres, como si sentarán con ellos a hablar, como si entendieran el problema, como si hubieran escuchado bien la canción de Serrat. .
Alguna vez alguien me dijo que el presidente Correa no solo debería trabajar por los pobres, sino, también, por la “pobre” clase media y por los “pobres” empresarios del país, porque además los pobres ya tienen un bono gratis que les regalan y además siempre se les regala cosas y en navidad se hacen fundas de caramelos para que los pobres sientan el dulce del niño Jesús. Además, los pobres son visitados por los curitas que van a darles la palabra de Dios, como por ejemplo esa bienaventuranza tan ejemplar que dice: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos será el Reino de los cielos”, entonces los pobres se regocijan en la esperanza de la otra vida, mientras en esta pueden pasar muriéndose de hambre.
Este gobierno se ha propuesto trabajar para los pobres. Pero los empresarios están enojados porque eran ellos los que les daban “trabajo” a los pobres, entonces lo que el gobierno debería hacer, según ellos, es apoyar a los empresarios que ahora están sufriendo porque ya no van a poder comprar lo que compraban antes, porque además tienen que pagar impuestos y son mucho los gastos y entonces les tocará bajar su nivel de vida y ya no podrán ni siquiera ayudar a los “pobres”. ¡Ay, lo que tiene uno que oír en estas épocas! Resulta entonces que los empresarios han sido más “pobres” que los pobres.

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