martes, agosto 14, 2007

AUGUSTO EN LAS ESPAÑAS


La envidiable y extraordinaria perseverancia de Augusto Rodríguez, el joven poeta guayaquileño que ha revolucionado la poesía del Guayas con su polémica figura de quijote en pro de los nuevos poetas de la Patria acaba de publicar en Barcelona España. En la editorial La Garúa Libros, número 16.



A la portada se la ve sobria e impecable, tal y cual nos tiene acostumbrado la bella labor editorial española. Me da tanto gusto que su libro "Cantos contra un dinosaurio ebrio" esté en una editorial española. El libro le llega en un momento en que necesita recuperarse de algo irrecuperable, pero los libros son milagrosos. Y este es más especial aún, porque estará en vitrinas españolas para bien de nuestro nombre como país.

A su debido tiempo escribiré algo sobre el poemario, ahora quiero comentar el suceso y dejarles con un pequeño texto escrito por Fernando Iwasaki sobre este libro de Augusto.

Cuenta la tradición que el Buda permaneció siete semanas en el paranirvâna o «área del despertar», porque en lugar de salvarse a sí mismo quiso convertir su descubrimiento en una doctrina que salvaría al mundo: despertar para liberarse del dolor. Por eso los poemas de Augusto Rodríguez nos perfuman de paz y beatitud, porque sólo después de chapotear en los abyectos pantanos del karma es posible alcanzar la iluminación mística. Cantos contra un dinosaurio ebrio es el inventario de todas las blasfemias y aberraciones que garantizan la redención. Sus poemas son los alfileres que aseguran la paz de la mariposa.

FERNANDO IWASAKI, Sevilla, España


Y un poema de este libro, si me permite el amigo Augusto:

ME ENTERRARÁN VIVO

He escrito

bastantes poemas


y sigo escribiendo

muchos más


a veces algunos poemas

se vuelven revolucionarios

y quieren matar

a su autor

sé que algún día de estos

esos poemas

me enterrarán vivo


Así mismo lo creo, Augusto. Tú seguirás en esto aunque la poesía mismo quiera acabar contigo. Felicidades.

1 comentario:

Eduardo Varas C dijo...

¡Qué bueno por Augusto y qué bueno tu vuelta por acá!

Saludos, Xavier