lunes, julio 12, 2010

La Maratón del Cuento



Está semana que pasó se llevó en Quito una fiesta verdadera de la cultura y de los libros: “La maratón del cuento” al que se podría considerar el más importante evento literario del país. No solo por su increíble capacidad de convocatoria (más de 50000 personas visitaron el sábado y el domingo las instalaciones del Parque “Itchimbia” y su emblemático “Palacio de Cristal”), sino por su extraordinaria organización. A la cabeza está Leonor Bravo, directora de “Girándula”, la institución literaria más organizada que he conocido.


Meses se viene trabajando la “Maratón”, para que nada falle y todo esté en su punto. Se produce una gran feria del libro infantil, enormemente concurrida. Además se escucha todo el día la lectura de cuentos y textos para niños y esto convoca a una gran cantidad de gente, que además de escuchar historias y poemas de los más importantes y reconocidos escritores en el género en el país, son leídas por gente de la farándula ecuatoriana, así como importantes personalidades, políticos, figuras de la TV que se acercan a esta entrañable fiesta donde se reconoce indudablemente que el niño es el ente social que más se acerca a la literatura y obliga a sus padres a leer con él y a compartir ese mundo del género.


El Ecuador, actualmente, es un país que está pasando por el “Boom” de su literatura infantil. Las grandes firmas lo demuestran: Leonor Bravo, María Fernanda Heredia, Edna Iturralde, Soledad Córdova, Edgar Allan García, y muchos otros, así como otros escritores reconocidos que han escrito para los niños, habiendo construido su obra en la literatura de adultos, como Jorge Dávila Vásquez, por ejemplo.


Recorrer el espacio del “Palacio de cristal” y sentir la energía del niño lector, que imagina las historias con los colores más vivos de su vida, es realmente maravilloso. Sentir que vivimos en esa tremenda atmósfera del niño que está buscando la historia que represente la suya, que juegue con el libro como un instrumento más de vida, es muy bello.


Una labor envidiable la que hace Leonor Bravo. Sin lugar a dudas la más alta labor que alguien ha alcanzado frente a la masificación de la literatura ecuatoriana.

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